viernes, 5 de noviembre de 2010

El pueblo de Jurica

El Señor de La Piedad
Del pueblo de Jurica


José Félix Zavala

Esta “Velación” al Señor de La Piedad en el pueblo de Jurica es uno de los eventos religiosos y culturales únicos en nuestro estado y ciudad, que no ha tenido la repercusión nacional e internacional que le corresponde.


Señor de La Piedad:
Salva a los atribulados
Compadécete de los humildes
Levanta a los caídos
Muéstrate a los necesitados
Vuelve a los extraviados de tu pueblo
Alimenta a los hambrientos…


El pueblo de Jurica o lugar de La Salud, resiste en medio de dos emporios civilizatorios occidentales, su secreto, El Señor de La Piedad, que este Viernes Santo siguió manteniendo la cultura milenaria mesoamericana en todo su esplendor y con ella su fe.

Su antigua capilla, sus dos “calvarios”, su sacristía, más su mezquite milagroso, que se enreda entre el exterior e interior del templo y los contornos, fueron adornados con papel dorado, al puro estilo mesomericano, como nos narran los códices.

En el templo “nuevo” la tarde del Viernes Santo y el sábado, estuvo tendido como un príncipe y cubierto con una hermosa y gigantesca capa negra bordada, El Señor de La Piedad, el hijo del Dios vivo había sido sacrificado; mientras el copal oloroso nublaba la escena, los coros y los rezos, con la entonación propia de quien vela con dolor, lo invocan, las jaulas con parejas de torcazas, llorando al unísono, señalan prisioneros a los pobladores milenarios de un territorio y un pueblo que se ha venido arrinconando junto con su cultura madre, resistiéndose a morir.

En la capilla antigua “La Dolorosa” recibe el duelo, en las capillas pozas o “calvarios” bellamente decorados se anuncia al estilo mesoamericano el luto que cubre al pueblo de Jurica.

Desde Santa María Magdalena hasta Juriquilla fueron sus dominios y sus conquistas llegaban a la Velacion, lo mismo que desde Tlacote, San Miguelito, la zona aledaña al Pueblito, la región que hoy conocemos como San José de Los Olvera, la región del Mezquital o Los Apaseos y hasta del Valle de México.

Como todo pueblo originario y milenario camina en procesión con El Señor de La Piedad, durante todos los cinco días perdidos o en la llamada Semana Mayor.

Este sábado antes llamado de “gloria”, se realiza la “bendición del atole” y la quema de los Judas, es la convivencia comunitaria de un pueblo milenario que se distribuye organizadamente.

Unas mujeres lloran y acompañan al Señor de La Piedad, otras preparan los alimentos para todo el pueblo; Los varones corren de un lado a otro, al mando del mayordomo dando puntual cumplimiento a sus actividades para los adornos, la banda, el castillo, la fiesta que reúne y unifica.


Todos, al platicar sobre la fiesta y sus costumbres, recuerdan y dicen “mis abuelos me contaron…”


Que el mezquite que se enreda entre las paredes del templo, que florece aún, fue la salvación de muchos de ellos durante la gran inundación, dicen otros…
Fue la Nochebuena de 1672 cuando varios pastores reunidos alrededor de una fogata descubrieron que el tronco de un arbusto de Tepame, no se consumía entre las brasas.

Al retirarlo de la hoguera descubrieron que la madera se asemejaba a una figura humana.

Era un Cristo milagroso.

Eso cuentan nuestros antepasados, que muchos tratan de leyenda, después siguen narrando, llegaron unos peregrinos que dijeron ser talladores de imágenes y a ellos les dijeron, ah pues tenemos esto...y los visitantes le dieron el acabado.

La imagen viajó por varios poblados, para finalmente quedar bajo el resguardo del pueblo de Aramutarillo, lugar que finalmente cambió de nombre por el de La Piedad.

A los purépechas habitantes del poniente de Querétaro llegó esta devoción, que tiene su fiesta cada Nochebuena.





Una nota al margen…

EI pueblo de Querétaro fue conquistado por un pochtecatl otomí llamado Conín que comerciaba con los chichimecas y era originario de Nopala.

A la caída de Tenochtitlán en 1521, Conín con sus familiares y servidumbre, se vinieron a guerrear contra los chichimecas de la Cañada o de Maxei.

Después se da la fundación española, del pueblo de indios llamado del Gran Juego de Pelota, según la tradición, el 25 de julio de l531, día de Santiago Apóstol, patrono de España.

Quedó como gobernador de la ciudad el Cacique Conín, conocido también corno Fernando de Tapia, hasta su muerte, heredando el cargo a su único hijo varón, don Diego de Tapia.

Jurica tiene antecedentes prehispánicos como todo el territorio del actual estado de Querétaro.

En él al poniente de la ciudad, quedó integrada con el tiempo la Hacienda de Jurica, lugar que interesó desde un principio, tanto a los españoles, como a los originarios pobladores de esta región, por su belleza natural y sus manantiales de aguas termales y cristalinas, los purepechas lo denominaron Jurica, que significa “Lugar de Salud”.

Cuando ya se repartieron las tierras conquistadas de Querétaro, después de la conquista de Conín y del rendimiento de este a la encomienda de Acámbaro, Jurica, fue cedida a Don Fernando de Tapia, quien posteriormente la heredó a su hijo Don Diego de Tapia, éste a su vez, la heredó a su hija Doña Luisa de Tapia, religiosa y patrona del real convento de Santa Clara, y sirvió entre otros muchos bienes de la familia Tapia, de sustento, para el monumental convento.

Posteriormente, pasó a poder del Virrey Luis de Velasco, quien la otorgó a Juan Sánchez Alanís en premio a sus méritos como conquistador.

En esta hacienda había indios purépechas o tarascos, otomíes y chichimecas, los cuales al paso del tiempo fueron reconquistando su comunidad o barrio, haciendo, nuevas casas y creciendo progresivamente y conservando “La Costumbre”

Ha tenido hasta nuestros días un desarrollo un tanto lento con dificultades, problemas propios de su condición de indígenas, por sus tradiciones y costumbres no siempre respetadas, pero siempre con crecimiento y desarrollo.

En 1969 se fraccionó la Hacienda de Jurica, ya propiedad de la familia Torres Landa y comenzó siendo una colonia campestre.

Debido al aumento de los fieles tanto de las colonias y poblados cercanos al pueblo de Jurica, se desmembró esta zona de la parroquia, María Madre de la Iglesia.

Por decreto del 4 de marzo de 1980 se erigió la parroquia de El Señor de La Piedad, siendo su primer párroco el Pbro. Gonzalo Zarazúa Ledesma. Posteriormente fue párroco el Pbro. Manuel Malagón y después el Pbro. Guillermo Landeros Ayala. Hasta Diciembre de 2006 fue párroco el Pbro. Gregorio Martínez Cárdenas. Actualmente es el Pbro. Saúl Ragoitia Vega.

La fundación del Convento de Santa Clara, ubicado en la calle real del centro de la ciudad de Querétaro, se debe a la riqueza y a la benevolencia de Diego de Tapia, cacique indígena, que tuvo una hija legítima nacida a finales del siglo XVI, la que sería al tiempo la R. M. Doña Luisa del Espíritu Santo, a quien deseaba dar estado digno de su nobleza, lo consultó con su confesor, el guardián de los franciscanos.

El fraile, ni tardo, ni perezoso, sugirió la creación de un recinto monacal que beneficiaría a la población, a la Iglesia y especialmente a su Orden y que con el capital de la familia Tapia llegara a ser uno de los más importantes de este país.

Diego obedeció la voluntad del clérigo y antes de iniciar los trámites burocráticos correspondientes, llevó a su hija al convento de Santa Clara de México, en la calidad de "niña" para que se educara como doncella española.

Más tarde, cuando todo estuvo arreglado, Luisa volvió a Querétaro acompañada de varias monjas, las que dieron fundamento a al real convento donde Ella fue la única indígena admitida.

Fray Miguel López consiguió las licencias necesarias, previa donación de gran parte de los caudales de Diego, heredados de su padre, el conquistador Fernando de Tapia, éstas fueron el permiso virreinal y la venia arzobispal que expidió el Cabildo por estar la sede vacante.

A finales de 1606 ya se había conseguido...

1 comentario: